viernes, 15 de junio de 2012

¿Música en la prehistoria?



            Algunas de las obras rupestres de la cueva de Altamira y de otras cavernas del norte de la península se han convertido en la expresión artística más antigua de los seres humanos, quizás anterior a nuestra propia especie. Un nuevo método de datación ha permitido averiguar que la creatividad simbólica tiene más de 40.000 años y se ha encontradoen una zona donde por entonces habitaban los neandertales. ¿Fueron ellos los autores?
            Esta pregunta, sin una confirmación por el momento, se refiere a la hipótesis que plantea la investigación que hoy publica la revista 'Science' y que confirma que el arte rupestre es al menos 5.000 años anterior a lo que se pensaba hasta ahora.
              Las evidencias de esta creatividad humana, sea o no de un 'sapiens', se han localizado en tres cuevas de las 11 investigadas por un equipo liderado por Alistair Pike, de la Universidad de Bristol, pero formado, principalmente, por investigadores de España y Portugal.
            Hasta ahora no era fácil datar estas pinturas prehistóricas, pero Pike ha desarrollado un método que mide los isótopos de uranio en las calcitas, una costra de milímetros que se ha ido depositando sobre las pinturas con el paso de los milenios.
Una sorpresa inesperada
            En total, se recogieron 50 muestras microscópicas en las cuevas. Joao Zilhao, uno de los coautores, e impulsor del trabajo, reconocía a ELMUNDO.es que no podía imaginarse que fueran a obtener fechas tan antiguas. Zilhao, de la Universidad de Barcelona, ya encontró, en cuevas en Murcia, conchas perforadas utilizadas como adornos por los neandertales.
            En concreto, ahora, en la cueva El Castillo se ha determinado que algunas de las huellas de manos y discos rojos tienen al menos 40.800 años, lo más antiguo del mundo. En Altamira, encontraron que unas figuras claviformes (como hoy se pintan las gaviotas en la lejanía), en el Techo de los Polícromos, que tienen 35.600 años (10.000 más de lo que se creía); y en la cueva Tito Bustillo dos figuras humanas sencillas de entre 35.000 y 29.600 años. Todas ellas son Patrimonio de la Humanidad.
No todos los autores del trabajo defienden que las hicieran neandertales. Entre los que así lo creen está Zilhao: "Ya hemos encontrado que los neandertales se decoraban el cuerpo con ocre, que tenían adornos y tallaban piezas, así que también podían hacer arte no figurativo", asegura. Otros, como José Antonio Lasheras, director del Centro de Investigación de Altamira, creen que es precipitada esta conclusión y que aún no se puede afirmar con certeza quién hizo esas pinturas.
            El debate científico está servido. Si fueron los autores, ¿eran entonces los neandertales como nosotros, los 'sapiens'? ¿Qué nos hace especiales respecto a ellos? Para algunos de los autores, este hallazgo confirma que no había diferencias y que los neandertales acabaron por 'fusionarse' con los cromañones.
            De momento, lo único confirmado es que durante 25.000 años, Altamira fue un lugar elegido por nuestros antepasados para dejar su huella creativa. Era un lugar especial del que no se perdió la memoria y que aún oculta muchos misterios sobre un pasado de encuentros y desencuentros entre una humanidad que iniciaba sus pasos y otra que daba sus últimos balbuceos.
( Rosa M. Tristán | elmundo.es Actualizado viernes 15/06/2012 10:09 horas)


Si el debate científico está servido, Carlos García Benito -extraordinario aunque joven investigador de la Universidad de Zaragoza, y titulado superior en Musicología por el Conservatorio Superior de Música de Aragón- podrá hacer una novedosa aportación a la cuestión con un exhaustivo y novedoso trabajo acerca de La Arqueología Musical o Arqueomusicología,  disciplina científica que une Historia, y más concretamente Arqueología, con la Musicología, con abundantes elementos derivados de la Etnomusicología: Acústica, Antropología, Arqueología Experimental, Arte, Etnoarqueología, Etnografía, Organología, Sociología, etc. Este largo proceso concluirá en breve con la defensa de una Tesis Doctoral sobre el tema, que tengo el honor de codirigir, al tiempo que disfrutar mientras leo.

Sólo queda esperar a que la Tesis reciba el merecido premio y podamos leer su extraordinario contenido en una anhelada publicación.




jueves, 7 de junio de 2012

EL BAILE DE LA OBEDIENCIA Y LA DANZA DE NIJINSKI



            Sólo creería en un Dios que supiese bailar, escribió Nietzsche en su conocido libro Así habló Zaratrusta. ¡Ay el baile, ay la danza, qué comunión más hermosa entre cuerpo y espíritu, entre sentimientos y sentidos! Paganos, creyentes, antiguos, modernos, los humanos la han cultivado desde los tiempos más remotos, y así queda constancia en vestigios arqueológicos y en sitios insospechados, donde nuestros antepasados se reunían para danzas sagradas, alrededor de una idea que les movía y movía y movía, a modo de los derviches turcos, quizá hasta entrar en el feliz éxtasis.
            Hoy traigo aquí dos muestras distintas y distantes, por su personalidad, su vida y su legado. En ambas, cada cual a su manera, aparece esa búsqueda de lo trascendente a través de la danza. Al final, y siempre, a mí es lo que me interesa, me atrae y subyuga: la confluencia en un mismo lugar de polos diametralmente opuestos. ¿Acaso hay otro manera?
            Yo quería seguir bailando pero Dios me dijo: Suficiente. No quiero el mal, quiero el amor. Decidí trabajar más en la danza, y me puse a bailar como Dios… Tengo ganas de llorar pero Dios me ordena que escriba. Yo siento la belleza. Yo amo la belleza. Soy un artista que ama todas las formas y todas las bellezas. Debo decir que veo sin ojos. Soy el sentimiento. Siento. Soy un loco que ama la humanidad. Mi locura es el amor a la humanidad, así escribía en su diario  Vaslav Fomich Nijinsky (Kiev, 12 de marzo de 1890 - Londres, 8 de abril de 1950), bailarín de ballet y coreógrafo ruso de origen polaco. Nijinsky fue seguramente  uno de los más dotados bailarines en la historia, y se hizo célebre por su virtuosismo y por la profundidad e intensidad de sus caracterizaciones, y su habilidad para realizar saltos que evidentemente desafiaban la gravedad fue también legendaria.  Aquejado de esquizofrenia paranoide y de manía persecutoria, vivió recluido en algún sanatorio o bajo la custodia de amigos y familiares. Pasó sus últimos años entre Viena, Budapest, París y Londres, donde murió en 1950, aunque fue enterrado en París. Un conmovedor relato de su vida y de su sufrimiento puede leerse en Locos Egregios, de J. Antonio Vallejo-Nájera, en Editorial Planeta, 1998.
    
     Nijinsky
    ¿Quién eras, quién eres?
    Pequeño dios desnudo
    clown de Dios
    amas al instante
    al primer paso
    Nijinsky
    ¿Quién eras, quién eres?
    Mudo ante Dios
    entre dos guerras
    mueca de risa y dolor
    ante un Dios mudo
    ¿Quién eras, quién?
    abandonado de Diaghiliev
    padre en tu danza
    Nijinsky
    ¿Quién eras, quién eres?
    Equilibrista del vuelo....
    vuelas
    lo imposible
    ¿Quién eras? ¿Quién eres?
    En el kairòs de Dios
    coreògrafo del azar
    ¿Quién eras? ¿Quién eres?
    Nijinsky
    extranjero
    polaco, en lengua rusa
    En tu mundo de lobos
    los corderos sangran
    Nijinsky
    preso de guerra
    en Budapest
    loco, en Saint Morizt
    muda tu foto danza
    Tocatta y fuga
    sobre el velo
    llama sagrada
    Tocas
    danza pagana
    L´aprés midi d´une faune
    Escribes
    caligramas
    danza inocente
    y nos redimes
    Nijinsky
   Silvia Manzini
  
           Y al otro lado, quiero traer aquí a Madeleine Delbrêl, una mística cristiana francesa, asistente social, ensayista y poetisa. 
          Nació el 24 de octubre de 1904 en Mussidan en Dordogne y murió el 13 de octubre de 1964.  Se convirtió definitivamente a la fe a los 20 años. Sus escritos manifiestan unas grandes dotes poéticas y, sobre todo, una profunda vida mística. Es considerada por muchos como una de las personalidades espirituales más importantes del siglo XX. «Si vas al fin del mundo, encontrarás la huella de Dios; si vas al fondo de ti mismo, encontrarás a Dios», escribía.
http://www.oasidavid.it/oasidavid/danze%20ebraiche/index.asp

Si estuviéramos contentos de ti, Señor,
no podríamos resistir a esa necesidad de danzar que desborda el mundo
y llegaríamos a adivinar
qué danza es la que te gusta hacernos danzar,
siguiendo los pasos de tu Providencia.
Porque pienso que debes estar cansado
de gente que hable siempre de servirte
con aire de capitanes;
de conocerte con ínfulas de profesor;
de alcanzarte a través de reglas de deporte;
de amarte como se ama un viejo matrimonio.
Y un día que deseabas otra cosa
inventaste a San Francisco
e hiciste de él tu juglar.
Y a nosotros nos corresponde dejarnos inventar
para ser gente alegre que dance su vida contigo.
Para ser buen bailarín contigo
no es preciso saber adónde lleva el baile.
Hay que seguir,
ser alegre,
ser ligero y, sobre todo, no mostrarse rígido.
No pedir explicaciones de los pasos que te gusta dar.
Hay que ser como una prolongación ágil y viva de ti mismo
y recibir de ti la transmisión del ritmo de la orquesta.
No hay por qué querer avanzar a toda costa
sino aceptar el dar la vuelta,
ir de lado,
saber detenerse y deslizarse en vez de caminar.
Y esto no sería más que una serie de pasos estúpidos
si la música no formara una armonía.
Pero olvidamos la música de tu Espíritu
y hacemos de nuestra vida un ejercicio de gimnasia;
olvidamos que en tus brazos se danza,
que tu santa voluntad es de una inconcebible fantasía,
y que no hay monotonía ni aburrimiento
más que para las viejas almas
que hacen de inmóvil fondo
en el alegre baile de tu amor.
Señor, muéstranos el puesto
que, en este romance eterno iniciado entre tú y nosotros,
debe tener el baile singular de nuestra obediencia.
Revélanos la gran orquesta de tus designios,
donde lo que permites toca notas extrañas
en la serenidad de lo que quieres.
Enséñanos a vestirnos cada día con nuestra condición humana
como un vestido de baile, que nos hará amar de ti
todo detalle como indispensable joya.
Haznos vivir nuestra vida,
no como un juego de ajedrez en el que todo se calcula,
no como un partido en el que todo es difícil,
no como un teorema que nos rompe la cabeza,
sino como una fiesta sin fin donde se renueva el encuentro contigo,
como un baile,
como una danza entre los brazos de tu gracia,
con la música universal del amor.
Señor, ven a invitarnos.