Prope est veniat (Está cerca: que venga)
El Auto de los Reyes Magos es una pieza única en la historia de nuestro teatro. Hallado en un códice de la Biblioteca del Cabildo de Toledo, hoy conservado en la Biblioteca Nacional, constituye el único drama del siglo XII compuesto enteramente en lengua vernácula, siendo a la vez el drama más antiguo relacionado con el Ordo Stellae, que se ha conservado en lengua vulgar. Nos encontramos pues ante 147 versos, que nos permiten realizar un viaje escénico hacia los orígenes del teatro español y sumergirnos en ese período de valor estético extraordinario con identidad propia, que denominamos Edad Media. Todo un lujo para un equipo artístico estable, que lleva ocho años entregado a la investigación y puesta en escena del repertorio prebarroco.
Tomando como punto de partida este emblemático auto, hemos elaborado una dramaturgia construida con textos en español (Loores de Nuestra Señora, Himno Ave Maris Stella y Los signos del Juicio Final de Gonzalo de Berceo, El libro conplido en los iudizios de las estrellas
 de Aly Aben Ragel, en su traducción hecha en la Corte de Alfonso X el 
Sabio) y textos en latín de diversa procedencia, para construir una 
fantasía impregnada de espíritu medieval. 
Un juguete escénico que resulta casi tan 
inverosímil como lo es la propia historia de las religiones: sibilas, 
profetas, evangelistas, reyes magos, pastores, animales, lavanderas, 
rabinos... autómatas que conviven abigarrados, en el interior de un 
capitel románico. Un mecanismo de relojería inspirado en los ritos 
ancestrales que se esconden detrás de las celebraciones litúrgicas y 
populares vinculadas al ciclo de la Navidad. Un acto de comunión 
fundamentado en la concepción cíclica de la vida y de la existencia, en 
esa necesidad de destruir un mundo viejo y agotado para que vuelva a 
nacer, pero con energías renovadas.
                                        De Oriente a Occidente: El camino de la estrella
Con la sustitución del viejo
 rito mozárabe por el romano (en Castilla en el siglo XI, en el nordeste
 peninsular en el IX), se sientan las bases para la aparición del drama 
litúrgico, y, a partir del siglo XII se consolida la costumbre de cantar
 –y tal vez representar– en los maitines de Navidad de monasterios y 
catedrales, los versos de la Sibila, cuyo texto formaba parte del rito 
romano de la vigilia de Navidad. La tradición se había iniciado, con las
 primeras musicalizaciones del texto, en el entorno de San Marcial de 
Limoges, y la poderosa y característica melodía de este canto se 
extiende –con ligeras variantes– primero en el reino de Aragón, donde 
aparecerán más tarde también las primeras versiones en lengua vernácula,
 y posteriormente en Castilla. La Sibila de nuestra representación se 
acerca a algunas de las más antiguas versiones peninsulares de este 
canto (procedentes de Gerona y Sigüenza), aunque recoge tambien alguna 
variación melódica de las conservadas en León y Toledo.
 Del mismo tono que el Canto de la Sibila, y con diseño melódico muy 
parecido, es el primer canto de los Magos que oiremos en el auto. Forma 
parte de un Auto de Herodes, del s.XII y en latín, conservado en 
Orleans, y del que el Auto de los Reyes Magos parece un equivalente 
castellano. De este Auto de Herodes hemos tomado también el cantollano 
Quem queritis pastores, dicite (“Decid qué buscáis, pastores”), que 
enlazamos con la danzable, pastoril melodía de la Cantiga 116 de Alfonso
 X. 
  
Del
 monasterio burgalés de Las Huelgas, fundado en el siglo XII, procede el
 canto sobre textos del Apocalipsis que acompaña la procesión de 
Profetas y Sibila, Audi pontus, audi tellus (“Oye tierra, oye mar”), con
 la que se inicia la representación, y de San Marcial de Limoges el 
canto de Epifanía, Orienti oriens stella nova claruit(“En Oriente 
resplandece una estrella”), con el que los Magos se dirigen al palacio 
de Herodes. 
  
El
 viejo canto mozárabe español fue sustituido por el romano, pero Milán 
conservó el cantollano tradicional ambrosiano, del que tomamos el 
Videntes Stellam Magi para la Adoración de los Magos. De Italia procede 
también (Florencia, Códice Ashburnam) el Verbum caro factum est (“La 
palabra, la profecía, se ha cumplido”), y el Saltarello (conservado en 
la British Library) que marca el trote de los Magos.
  Pero nuestro recorrido musical vuelve hacia Occidente, y recogiendo al
 pasar por Montserrat una popular danza de peregrinos, la ruta musical 
de la estrella acaba naturalmente en Compostela, donde cerramos el viaje
 con un Alleluya extraído del Codex Calixtinus. 
http://www.naodamores.com/marcos/Dosier%20RRMM/general_Puesta_Escena.html  
http://www.youtube.com/watch?v=oCQRK18l9RQ&feature=player_embedded


 
 
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