martes, 10 de enero de 2012

El Auto de los Reyes Magos: mi homenaje a Nao d'amores


                           Prope est veniat (Está cerca: que venga)

El Auto de los Reyes Magos es una pieza única en la historia de nuestro teatro. Hallado en un códice de la Biblioteca del Cabildo de Toledo, hoy conservado en la Biblioteca Nacional, constituye el único drama del siglo XII compuesto enteramente en lengua vernácula, siendo a la vez el drama más antiguo relacionado con el Ordo Stellae, que se ha conservado en lengua vulgar. Nos encontramos pues ante 147 versos, que nos permiten realizar un viaje escénico hacia los orígenes del teatro español y sumergirnos en ese período de valor estético extraordinario con identidad propia, que denominamos Edad Media. Todo un lujo para un equipo artístico estable, que lleva ocho años entregado a la investigación y puesta en escena del repertorio prebarroco.
Tomando como punto de partida este emblemático auto, hemos elaborado una dramaturgia construida con textos en español (Loores de Nuestra Señora, Himno Ave Maris Stella y Los signos del Juicio Final de Gonzalo de Berceo, El libro conplido en los iudizios de las estrellas de Aly Aben Ragel, en su traducción hecha en la Corte de Alfonso X el Sabio) y textos en latín de diversa procedencia, para construir una fantasía impregnada de espíritu medieval.
Un juguete escénico que resulta casi tan inverosímil como lo es la propia historia de las religiones: sibilas, profetas, evangelistas, reyes magos, pastores, animales, lavanderas, rabinos... autómatas que conviven abigarrados, en el interior de un capitel románico. Un mecanismo de relojería inspirado en los ritos ancestrales que se esconden detrás de las celebraciones litúrgicas y populares vinculadas al ciclo de la Navidad. Un acto de comunión fundamentado en la concepción cíclica de la vida y de la existencia, en esa necesidad de destruir un mundo viejo y agotado para que vuelva a nacer, pero con energías renovadas.
                                        De Oriente a Occidente: El camino de la estrella


Con la sustitución del viejo rito mozárabe por el romano (en Castilla en el siglo XI, en el nordeste peninsular en el IX), se sientan las bases para la aparición del drama litúrgico, y, a partir del siglo XII se consolida la costumbre de cantar –y tal vez representar– en los maitines de Navidad de monasterios y catedrales, los versos de la Sibila, cuyo texto formaba parte del rito romano de la vigilia de Navidad. La tradición se había iniciado, con las primeras musicalizaciones del texto, en el entorno de San Marcial de Limoges, y la poderosa y característica melodía de este canto se extiende –con ligeras variantes– primero en el reino de Aragón, donde aparecerán más tarde también las primeras versiones en lengua vernácula, y posteriormente en Castilla. La Sibila de nuestra representación se acerca a algunas de las más antiguas versiones peninsulares de este canto (procedentes de Gerona y Sigüenza), aunque recoge tambien alguna variación melódica de las conservadas en León y Toledo.
Del mismo tono que el Canto de la Sibila, y con diseño melódico muy parecido, es el primer canto de los Magos que oiremos en el auto. Forma parte de un Auto de Herodes, del s.XII y en latín, conservado en Orleans, y del que el Auto de los Reyes Magos parece un equivalente castellano. De este Auto de Herodes hemos tomado también el cantollano Quem queritis pastores, dicite (“Decid qué buscáis, pastores”), que enlazamos con la danzable, pastoril melodía de la Cantiga 116 de Alfonso X.
Del monasterio burgalés de Las Huelgas, fundado en el siglo XII, procede el canto sobre textos del Apocalipsis que acompaña la procesión de Profetas y Sibila, Audi pontus, audi tellus (“Oye tierra, oye mar”), con la que se inicia la representación, y de San Marcial de Limoges el canto de Epifanía, Orienti oriens stella nova claruit(“En Oriente resplandece una estrella”), con el que los Magos se dirigen al palacio de Herodes.
El viejo canto mozárabe español fue sustituido por el romano, pero Milán conservó el cantollano tradicional ambrosiano, del que tomamos el Videntes Stellam Magi para la Adoración de los Magos. De Italia procede también (Florencia, Códice Ashburnam) el Verbum caro factum est (“La palabra, la profecía, se ha cumplido”), y el Saltarello (conservado en la British Library) que marca el trote de los Magos. Pero nuestro recorrido musical vuelve hacia Occidente, y recogiendo al pasar por Montserrat una popular danza de peregrinos, la ruta musical de la estrella acaba naturalmente en Compostela, donde cerramos el viaje con un Alleluya extraído del Codex Calixtinus. 

http://www.naodamores.com/marcos/Dosier%20RRMM/general_Puesta_Escena.html  
http://www.youtube.com/watch?v=oCQRK18l9RQ&feature=player_embedded

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