domingo, 29 de abril de 2012

A vueltas de nuevo con la dictadura de la utilidad

Va por ti, Pedro, por tu continua inspiración y tu inagotable capacidad de crear, siempre desde la amistad y la serena sabiduría; por tu generosidad con todo el que acude a ti y por el desinterés en que se mueve tu larga y rica vida.
UNO de los rasgos de la Modernidad decadente es la dictadura de la utilidad, entendida ésta además en el sentido de lo útil o beneficioso para lo material, con exclusión de toda consideración del espíritu. Se diría que la utilidad es la única fuente y medida del valor, cuando es sólo un tipo y de los menos elevados. Ante esta apoteosis usurpadora e igualitaria de la utilidad materialista, sólo cabe esgrimir la defensa aristocrática y legítima de lo inútil. «¿Para qué sirve la filosofia?» -nos preguntan a veces-. «Para nada», sentimos ganas de responder. Y precisamente en eso, en su falta de utilidad, reside su valor.
            La verdadera filosofía tiene la misma utilidad que, por ejemplo, una cantata de Bach, un lirio de Van Gogh o un atardecer: ninguna. Ser útil consiste en ser medio o instrumento al servicio de otra cosa, que es lo importante. Lo útil no vive sino bajo estricta subordinación y dependencia. No puede ser autónomo. Su sentido lo recibe de otra cosa, a laque necesita para justificarse. Sólo lo inútil es fin en sí mismo. Y sólo lo que es un fin en sí mismo es digno y grande. Schopenhauer lo escribió con terminante claridad: «La obra genial puede ser música, filosofía, pintura o poesía, nunca algo que tenga utilidad o beneficio. Ser inútil y poco beneficioso es una de las características de las obras geniales; es la garantía de su nobleza. Todas las demás obras humanas existen sólo por el mantenimiento o el alivio de nuestra existencia; sólo las que discutimos aquí no lo hacen; sólo existen por si mismas, y han de considerarse en este sentido la flor o el beneficio neto de la existencia». Todo lo que vale la pena encuentra en si mismo su razón de ser. Es, por ello, libre, vive exento de la servidumbre de la utilidad. ¿Tendría sentido preguntar para qué sirve Dios?
            En realidad, la cultura genuina es inútil, en este sentido burgués, materialista y moderno de la utilidad. Así, las páginas culturales de los periódicos habrían de ser oasis de inutilidad, fieles crónicas de lo inútil, es decir, de todo aquello por lo que la vida merece ser vivida. Pero una vez refutada la noción vigente de la utilidad, estamos en condiciones de reconocer la existencia de otro tipo de «utilidad» de naturaleza espiritual. Estas cosas inútiles, como la filosofía, la música y la poesía, son, en su genial inutilidad, las que mejor contribuyen a la tarea de la educación del hombre, es decir, a su experiencia de la grandeza. « ¿Para qué sirve la filosofia?» -nos preguntan a veces-. «Para nada, -contestamos-. La filosofía no es sierva; es señora». Pero tampoco conviene confundir la filosofía con todo lo que se enseña en las universidades y de lo que se habla en los congresos. La filosofía es planta rara que sólo crece en algunas cumbres solitarias, inaccesibles para las muchedumbres. Y es que necesariamente han de ser pocos los espíritus volcados a este devoto e inactual culto de lo inútil.

            Y el P. Thomas Meron**, decía que para responder a las esperanzas de la gente sólo existe un medio: hacerse inútiles. Poco antes de morir, escribía: «Nadie parece comprender qué útil es ser inútil». En un mundo trastornado por el ruido, excitado por la agitación más frenética, devorado por el mito de la eficiencia y del rendimiento, sólo nos queda a los cristianos una posibilidad para ser verdaderamente útiles: reafirmar los valores de la contemplación, es decir, reconquistar el sentido de lo inútil. Nos estamos convirtiendo en esclavos del tiempo y de las cosas. El contemplativo se rebela ante esta esclavitud. Reafirma su propia libertad ante el tiempo y ante las cosas. Sabe perder el tiempo. Y sobre todo sabe colocar a Dios, el único, en el puesto de las cosas. Y no se me diga que la contemplación es una «evasión», un evadirse de los compromisos temporales. Probablemente quien habla de este modo no ha sido capaz de estar media hora en silencio. En realidad no hay nadie tan realista como el contemplativo.

* Ignacio Sánchez Cámara es catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad de La Coruña y profesor-investigador en el Instituto Universitario Ortega y Gasset de Madrid.
** Thomas Merton (Prades, Francia, 1915 - Bangkok, 1968), monje trapense, poeta y pensador estadounidense. Está considerado como uno de los escritores sobre espiritualidad más influyentes del siglo XX.

domingo, 22 de abril de 2012

En el día del Libro: Cervantes, Bach, la música y el silencio

http://blogdebibliofilia.blogspot.com.es 
Con el permiso implícito de mi buen amigo José Sierra Pérez, recupero esta entrada de mi anterior blog, por su actualidad y por el interés de cuanto dice. 


CERVANTES ERA UN GRAN AMANTE DEL SILENCIO. Hay muchos pasajes en el Quijote que lo ensalzan. El homenaje más descriptivo que hace Cervantes de él es precisamente creando un marco para la música, cuando dice que “… en aquel sitio el mesmo silencio guardaba silencio a sí mismo…”. (II parte, cap. Lxviii)  Tampoco esta sublime imagen   necesita comentarios.
            Bach trabaja con el silencio en la misma medida que lo hace con los sonidos. En ambos el silencio es una herramienta de trabajo. Del mismo modo que hay que estar callado para oír al que leyere, hay que estarlo para escuchar la música. Hasta ahí casi se ha llegado ya, pero se ha luchado lo suyo. Recuerdo que un director de orquesta –quizá fue Celebidache- paró la orquesta porque oyó un ruido de silla en la sala de conciertos madrileña después de unos breves compases del inicio de un concierto que comenzaba con un gran pianísimo. Cuando le preguntaron por qué había hecho algo tan inusual respondió que no habría tenido sentido la música que seguía. Esto puede ilustrar la sutileza de lo que se quiere decir.
            Principio y fin.                    
            No hay duda ninguna: la pasión de San Mateo de Bach acaba con un gran silencio.
         Pues bien, en las salas de conciertos, especialmente en España, tampoco se respeta este final, sino que en un alarde que todavía no hemos acabado de desterrar, el enteradillo, el que sabe dónde y cómo hay que toser en los conciertos (¡¿Es posible tamaño atraso todavía?!), se precipita con un estruendoso aplauso y bravos, incluso antes de que el emocionado director, instrumentistas y cantantes hayan  terminado de bajar las manos, levantar el arco del violín o cerrar la boca. El silencio y la atmósfera creados por Bach y luego por un centenar de profesionales, y por un buen número de espectadores, queda literal y brutalmente roto por la estupidez  del enteradillo, que, en realidad, no se ha enterado ni entendido nada, y que solo estaba preocupado de mostrar a los demás que sabía cuándo acababa la obra. Naturalmente no faltan quienes se precipitan inmediatamente detrás, como si se les hubiera pisado el “bravo”,  y rompen asimismo el silencio y el mensaje que quedaría colgado en el aire, con aplausos, vítores y bravos, que no dejan recuperarse y volver en sí al director, ni a los instrumentistas ni cantores.  Ni al público inteligente.
            MIENTRAS TANTO, LA ESENCIA DEL MENSAJE QUEDA DESTRUIDA.
            Yo no sé de qué tipo, pero esto, sin duda, es un delito.
            Cuando Händel estrenó El Mesías se le acercó alguien para decirle que le había resultado divertido, o algo así. El maestro le respondió –supongo que con tristeza- que lo sentía mucho, pero él había pretendido hacerle más bueno, antes que divertirle.
            Parece, pues, que hay que saber lo que se escucha o lo que se lee. O estar atento a lo que se nos dice. Lo contrario nos lleva a no sólo no entender la obra, sino a entenderla en sentido contrario. Para evitar eso se hacen las notas al programa. Y para eso se hacen los prólogos a los libros.
            Al igual que hizo en su día Juan Pablo Forner en sus  Exequias de la lengua castellana, en que condenaba a quedarse entre sapos y ranas en la laguna Estigia en lugar de subir al Olimpo  a los autores que queriendo hacer comedia les salía tragedia y a los que queriendo hacer tragedia les salía comedia, habría que poner una multa a los que rompen en público las obras de los grandes maestros e impiden que otros las disfruten y ennoblezcan. Una multa importante. Asimismo, habría que reconvenir de alguna manera a quienes no empiezan el Quijote desde el principio. Decía Verdi que no hay que presentar la música “truncatta”, es decir, en trozos.
           

http://blogdebibliofilia.blogspot.com.es/2011/05/

POR ESO PROPONGO DESDE ESTAS LÍNEAS que de ahora en adelante en la lectura pública que se hace del Quijote el 23 de Abril en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, o donde quiera que se haga, se comience desde el principio, es decir, desde el Prólogo, que forma parte indisoluble de la novela y es explicación maravillosa de ella. Ese sería el mejor homenaje que se le pueda hacer a Cervantes y al Libro. Quizá algunos  no se atreverían a leer en público las verdades que allí se dicen, pero esto no privaría de interés al acto.
            Asimismo, propongo que no sólo no  se aplauda cuando acabe una audición pública de la sublime Pasión según San Mateo de Juan Sebastián Bach, sino que se guarde silencio hasta salir de la sala. Ese también sería el mejor homenaje que se le pueda hacer a Bach, a su música y a los espectadores. En España conocemos muy bien el profundo significado que provoca el silencio en muchas de las procesiones de Semana Santa, independientemente de que provoque lágrimas, suspiros o emoción contenida. O en una plaza de toros, que allí también sucede. La representación, los mensajes y la actitud respetuosa se hacen posibles y crecen. A eso me refiero.
            Como se  decía al principio, “Ver, oír y callar” es una magnífica actitud para aprender de los grandes. Pero hay que hacerlo desde el principio hasta el fin, incluyendo el marco. Esta es la verdadera historia.

José Sierra Pérez.
Catedrático Emérito de Rítmica y Paleografía,  Real Conservatorio Superior de Música de Madrid.



viernes, 20 de abril de 2012

Taller de Canto Coral de Caspe

Sesión primera del Taller con la Coral de Caspe
Ya es hora de escribir de nuevo en este exclusivo y solitario lugar que es el blog. Qué mejor que recordando, agradeciendo, sonriendo, cantando, reviviendo unas Jornadas tan intensas que parecieran semanas o años: Mil años en tu presencia son un ayer, que pasó; una vela nocturna, dice el salmo 89. Así es: pasó el Taller como una leve presencia, según dice más adelante el mismo salmo: y nuestros años se acabaron como un suspiro.
Es hora de agradecer una vez más a Javier, Director, a Carmen, Presidenta, a cada uno de los coralistas de Caspe, a cada uno de los muchos participantes en el Taller (80), a las autoridades, a quienes aún creen en la bondad de la música, del Canto Gregoriano, para aliviar los enormes sinsabores y problemas de nuestra época. 
La ilusión de todos y cada uno de los asistentes hizo posible cerrar el Taller con una Misa enteramente cantada en Canto Gregoriano, íntegramente preparada a lo largo de las sesiones. ¿Milagro? Quizá, por lo que supone de esfuerzo y de exigencia; pero también una muestra de lo que se es capaz cuando se unen las voces y los corazones alrededor de un mismo ideal.
Transmití en un correo tu agradecimiento a todos los integrantes del coro de Caspe como me pediste, y no te puedes hacer idea de lo contentos que están por el fin de semana que hemos vivido contigo y con los otros participantes del taller. Para nosotros ha sido la primera vez que nos enfrentábamos al Canto Gregoriano, y nos ha dejado un buenísimo recuerdo, tanto por el canto en sí,  como por disfrutarlo en tu compañía,  de verdad! A ver si podemos repetir. Este correo que me envía Carmen me llena de satisfacción y, también, de responsabilidad. Sus últimas palabras son las me gustaría retener y hacer de nuevo realidad: ¡A ver si podemos repetir!

Concierto de los participantes en el Taller de Caspe

domingo, 8 de abril de 2012

Dominica Sancta Paschae


2 Creció como un retoño delante de él, como raíz de tierra árida. No
tenía apariencia ni presencia; (le vimos) y no tenía aspecto que pudiésemos
estimar.
3 Despreciable y desecho de hombres, varón de dolores y sabedor de
dolencias, como uno ante quien se oculta el rostro, despreciable, y no le
tuvimos en cuenta.
4 ¡Y con todo eran nuestras dolencias las que él llevaba y nuestros
dolores los que soportaba! Nosotros le tuvimos por azotado, herido de Dios
y humillado.
5 El ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas.
El soportó el castigo que nos trae la paz, y con sus cardenales hemos sido
curados.
6 Todos nosotros como ovejas erramos, cada uno marchó por su
camino, y Yahveh descargó sobre él la culpa de todos nosotros.
7 Fue oprimido, y él se humilló y no abrió la boca. Como un cordero
al degüello era llevado, y como oveja que ante los que la trasquilan está
muda, tampoco él abrió la boca.
8 Tras arresto y juicio fue arrebatado, y de sus contemporáneos,
¿quién se preocupa? Fue arrancado de la tierra de los vivos; por las
rebeldías de su pueblo ha sido herido;
9 y se puso su sepultura entre los malvados y con los ricos su tumba,
por más que no hizo atropello ni hubo engaño en su boca.
10 Mas plugo a Yahveh quebrantarle con dolencias. Si se da a sí
mismo en expiación, verá descendencia, alargará sus días, y lo que plazca a
Yahveh se cumplirá por su mano.
11 Por las fatigas de su alma, verá luz, se saciará. Por su conocimiento
justificará mi Siervo a muchos y las culpas de ellos él soportará.
12 Por eso le daré su parte entre los grandes y con poderosos repartirá
despojos, ya que indefenso se entregó a la muerte y con los rebeldes fue
contado, cuando él llevó el pecado de muchos, e intercedió por los rebeldes.
(Isaías 53 )
 
Pese a esto, pese a todo, 
gracias a todo, gracias a esto,
oh felix culpa!
 ¡Feliz Pascua!
Bamberg, D-BAs lit. 6, f. 40v

Cod. Sang. 375, St. Gallen Stiftsbibliothek

 Saint-Maur-des-Fosses,  f. 341

Sankt-Gallen, CH-SGs 376, f. 199

martes, 3 de abril de 2012

Un luminoso Martes Santo: De compartir escena con Elvis Presley a monja de clausura: un documental de Oscar



M. Dolores Hart. 
               La monja benedictina Dolores Hart, nominada al Óscar al mejor cortometraje documental, era actriz y decidió convertirse en religiosa de clausura. Ha confirmado que asistirá por primera vez desde 1959 a los Premios Óscar, en Los Ángeles (Estados Unidos), para apoyar la película "Dios es Más Grande que Elvis" que narra su historia y la de su abadía.
            Hart, de 73 años, fue una premiada actriz que participó en dos películas de Elvis Presley. En 1963, estaba a punto de firmar un contrato de siete cifras y estaba comprometida con un hombre de negocios de Los Ángeles cuando decidió unirse a la Abadía Benedictina de Regina Laudis, donde ahora es priora.
            El documental de 37 minutos cuenta la historia de la madre Dolores y su vida en la abadía. Está nominada al Óscar en la categoría de mejor cortometraje documental. "Adoraba Hollywood. No me fui porque fuera un lugar de pecado" señaló la religiosa al diario estadounidense USA Today.
            "Dejé Hollywood por una cosa misteriosa llamada vocación. Es una llamada que viene de otro lugar que llamamos Dios, porque no tenemos ninguna otra forma de llamarlo". La religiosa indicó que esta llamada "es la llamada del amor. ¿Por qué subes a una montaña?". Hart dijo que ella permitió el ingreso de cámaras a la abadía para ayudar a aquellas almas que están en búsqueda. "Queríamos invitar al mundo a otro orden de vida que podría dar algo de esperanza", dijo.
Abbey of Regina Laudis, 273 Flander Road
Bethlehem, Connecticut, 06751 U.S.A.
            Para el documental la madre Dolores fue entrevistada junto a otras religiosas como la hermana John Mary, de 44 años, una ejecutiva publicitaria formada en Oxford que llegó a la abadía después de un periodo de adicción.
            El cortometraje también cubre la última reunión entre la religiosa y su ex prometido, Don Robinson. Él nunca se casó y continuó visitando y ayudando a la abadía hasta su muerte, ocurrida en diciembre de 2011.
            La directora del documental, Rebecca Cammisa, dijo que hizo la película para indagar qué hace que alguien con el nivel de éxito que tenía la madre Dolores Hart escoja la vida religiosa. Cammisa fue anteriormente nominada al Óscar por el documental "Which Way Home" (¿Cuál es el camino a casa?), en el que narra la situación de los niños migrantes mejicanos.
            La madre Dolores fue una de las presentadoras en los Premios Óscar de 1959 y sigue siendo miembro votante de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas, que entrega el premio cada año. En enero de este año, Dolores Hart hizo una inusual aparición pública durante la Conferencia Eucarística Mariana de California Central.

Sus grabaciones discográficas de canto gregoriano pueden encontrarse en la web del monasterio