jueves, 17 de mayo de 2012
Michel Huglo. In memoriam
martes, 15 de mayo de 2012
¿A salvo? En el servicio y en la renuncia (Mawlana Rumi)
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Página de un manuscrito de la obra de Mevlana (Rumi) "Diwan-e Shams-e Tabriz-i", datado en 1503. Shams ud-Din Tabriz, 1502-1504, BNF Paris. |
Respondí, "Tu humilde servidor".
Preguntó, "¿Qué asunto te trae por aquí?"
Respondí, "Vine a saludarte, oh Señor".
Preguntó, "¿Cuánto más viajarás?"
Respondí, "Hasta que me detengas".
Preguntó, "¿Hasta cuándo hervirás en el fuego?"
Respondí, " Hasta que puro quede".
"Este es mi juramento de amor.
Por amor,
renuncié a fortuna y posición".
Dijo, "Has defendido tu caso
Pero no tienes testigos".
Respondí, "Mis lágrimas son mis testigos;
la palidez de mis rostro es la prueba".'
Dijo, "Tu testigo no tiene credibilidad;
tus ojos están demasiado húmedos para ver".
Respondí, "Por el esplendor de tu justicia
mis ojos están limpios y libres de culpa".
Preguntó, "¿Qué buscas?"
Respondí, "Tenerte como mi constante amigo".
Preguntó, "¿Qué quieres de mí?"
Respondí, "Tu abundante gracia".
Preguntó, "¿Quién fue tu acompañante en el viaje?"
Respondí, "El pensar en ti Oh, Rey".
Preguntó, "¿Qué te ha llamado aquí?"
Respondí, "La fragancia de tu vino".
Preguntó, "¿Qué te da la mayor satisfacción?"
Respondí, "La compañía del Emperador".
Preguntó, "¿Qué encuentras aquí?"
Respondí, "Cien milagros".
Preguntó, "¿Por qué está el palacio desierto?"
Respondí, "Todos temen al ladrón".
Preguntó, "¿Quién es el ladrón?"
Respondí, "El que me impide estar contigo".
Preguntó, "¿Dónde se puede estar a salvo?"
Respondí, "En el servicio y la renuncia".
Preguntó, "¿A qué hay que renunciar?"
Respondí, "A la esperanza de la salvación".
Preguntó, "¿Dónde hay calamidad?"
Respondí, "En la presencia de tu amor".
Preguntó, "¿Cómo te beneficias de esta vida?"
Respondí, "Manteniéndome verdadero conmigo mismo".
Ahora hay que guardar silencio.
Si te contara sobre Su verdadera esencia
¡saldrías volando de ti mismo para siempre,
y no habría puerta ni techo que te pudiese frenar!
Jeremy P. Tarcher/Putnam, New York 1997)
domingo, 8 de abril de 2012
Dominica Sancta Paschae
2 Creció como un retoño delante de él, como raíz de tierra árida. No
tenía apariencia ni presencia; (le vimos) y no tenía aspecto que pudiésemos
estimar.
3 Despreciable y desecho de hombres, varón de dolores y sabedor de
dolencias, como uno ante quien se oculta el rostro, despreciable, y no le
tuvimos en cuenta.
4 ¡Y con todo eran nuestras dolencias las que él llevaba y nuestros
dolores los que soportaba! Nosotros le tuvimos por azotado, herido de Dios
y humillado.
5 El ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas.
El soportó el castigo que nos trae la paz, y con sus cardenales hemos sido
curados.
6 Todos nosotros como ovejas erramos, cada uno marchó por su
camino, y Yahveh descargó sobre él la culpa de todos nosotros.
7 Fue oprimido, y él se humilló y no abrió la boca. Como un cordero
al degüello era llevado, y como oveja que ante los que la trasquilan está
muda, tampoco él abrió la boca.
8 Tras arresto y juicio fue arrebatado, y de sus contemporáneos,
¿quién se preocupa? Fue arrancado de la tierra de los vivos; por las
rebeldías de su pueblo ha sido herido;
9 y se puso su sepultura entre los malvados y con los ricos su tumba,
por más que no hizo atropello ni hubo engaño en su boca.
10 Mas plugo a Yahveh quebrantarle con dolencias. Si se da a sí
mismo en expiación, verá descendencia, alargará sus días, y lo que plazca a
Yahveh se cumplirá por su mano.
11 Por las fatigas de su alma, verá luz, se saciará. Por su conocimiento
justificará mi Siervo a muchos y las culpas de ellos él soportará.
12 Por eso le daré su parte entre los grandes y con poderosos repartirá
despojos, ya que indefenso se entregó a la muerte y con los rebeldes fue
contado, cuando él llevó el pecado de muchos, e intercedió por los rebeldes.
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Bamberg, D-BAs lit. 6, f. 40v |
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Cod. Sang. 375, St.
Gallen Stiftsbibliothek
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Saint-Maur-des-Fosses, f. 341 |
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Sankt-Gallen, CH-SGs 376, f. 199 |
martes, 3 de abril de 2012
Un luminoso Martes Santo: De compartir escena con Elvis Presley a monja de clausura: un documental de Oscar
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M. Dolores Hart. |
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Abbey of Regina Laudis, 273 Flander Road Bethlehem, Connecticut, 06751 U.S.A. |
miércoles, 28 de marzo de 2012
Domingo de Ramos... y una reflexión
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Entrada de Jesús en Jerusalén (icono bizantino) |
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Domingo de Ramos en el Monasterio de El Paular (Madrid) |
http://www.christusrex.org/www2/cantgreg/missa_dominica_in_palmis.html
Y una reflexión, al hilo de esta Semana. En su novela más famosa, “The Unbearable Lightness of Being” (La Insoportable Levedad del Ser”), el afamado escritor checo Milan Kundera sopesa la equiparación: “¿Qué tiene más valor, la pesadez o la levedad?” Y responde: “La pesadez puede aplastarnos, pero la levedad y ligereza pueden hacerse insoportables”:
“La más pesada de las cargas nos aplasta, nos ahogamos bajo ella, nos inmoviliza contra el suelo. Pero… cuanto más pesada sea la carga, más cercanas a la tierra se vuelven nuestras vidas, llegan a ser más reales y más auténticas. Y a la inversa, la ausencia absoluta de una carga pesada hace que el hombre sea más ligero que el aire, que remonte el vuelo hasta la altura, que se despida de la tierra y de su ser terreno y llegue a ser real sólo a medias, y que sus movimientos sean tan libres como insignificantes. Entonces, ¿cuál de las dos elegimos? ¿Pesadez o liviandad?... Esa es la cuestión. La única certeza que tenemos es: La oposición levedad/pesadez es la más misteriosa, la más ambigua de todas”.
http://www.ciudadredonda.org/articulo/una-equiparacion-obsesionante-sufrimiento-y-valia
jueves, 12 de enero de 2012
La luminosa belleza del canto
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Abbaye de Downside (Inglaterra) http://www.flickr.com/photos/bathintime/3108381886/ |
La gente abarrota los monasterios, ve a los monjes, se queda para el canto de las Vísperas... ¿Cómo pueden descubrir que esta «nada» que hacen los monjes es la revelación de Dios? ¿Por qué no piensan, por el contrario, que los monjes no son más que unos vagos, unas personas sin ambición, incluso unos fracasados que no son competitivos en la lucha diaria de la vida por ganarse el pan? ¿Cómo pueden vislumbrar que es Dios el que está en el centro de sus vidas? Sospecho que lo hacen cuando escuchan su canto. La autoridad que está detrás de esa interpelación que siente la gente se encuentra en la belleza de la alabanza que ustedes elevan a Dios. Unas vidas que no tienen ningún propósito especial son para los demás un rompecabezas y un interrogante. «¿Por qué están ahí esos monjes y qué fin tienen sus vidas? ¿Cuál es su propósito?». Lo que pone de manifiesto la razón por la que ustedes están ahí es la belleza de la alabanza de Dios. Tengo que confesar que yo no era muy religioso cuando era un joven estudiante en la abadía de Downside. Fumaba detrás de las aulas y me escapaba por la noche a los bares. Casi fui expulsado de la escuela por leer durante la bendición un conocido libro de mala fama, El amante de Lady Chatterley. Si algo me mantuvo anclado en mi fe, no fue otra cosa que la belleza que descubrí allí: la belleza del Oficio cantado, la luminosidad del amanecer en la abadía, el resplandor del silencio. Era la belleza que ya no me dejaría escapar.
martes, 10 de enero de 2012
La sabiduría de José Luis Borges
miércoles, 5 de octubre de 2011
De cómo la música sana las "heridas" de un fraile pintor: Hugo van der Goes.
Hugo van der Goes (ca.1438 -1482), considerado «el más grande pintor» en su tiempo, es la última cumbre de la cordillera que viene desde los Van Eick, Van der Weiden, Bouts, Petrus Cristus, y termina con él y su contemporáneo Memling. Forma parte de la escuela flamenca, en la que la pintura alcanza una perfección que en cierto sentido no se ha vuelto a igualar.
Gran parte de la vida de Hugo está sumida en el misterio, que también envuelve la obra. Muy pocos de sus grandes cuadros le están atribuidos con certeza, pero bastan por su calidad para justificar el prestigio de que gozó en su tiempo.
Poco antes de morir se recuperó de una enfermedad mental, tan grave que le tuvo anulado un año.
Hace relativamente poco tiempo se ha descubierto un manuscrito del convento en que pasó sus últimos años, en el cual se describen con detalle su enfermedad, las interpretaciones a que dio lugar y la curiosa terapéutica con que creyeron haberle curado.
Bruselas 1481. Un grupo de monjes sudorosos y asustados sujetan al pobre loco que forcejea con ellos y que suplica entre gritos y gemidos que lo maten o le dejen que lo haga él mismo, pues está condenado sin remedio al fuego eterno. Parece «frenesis magna» o «posesión por el Mal Espíritu». Sombría alternativa.
El padre Tomás Wyssem, prior del convento de Rouge-Cloitre, que acaba de abandonarlo para acudir presuroso a Bruselas en auxilio del demente, da orden de comenzar el tratamiento. ¿Inyección? Tardarán tres siglos en inventarse. ¿Lavativas? Aún no están en boga. ¿Sangría, bebedizo? No; el más apacible de los tratamientos: que se interprete música en su presencia.
La enfermedad del hermano Hugo (Van der Goes ingresó en el convento como novicio cinco años antes) tiene apariencia similar a la del rey Saúl, y, por tanto, es de esperar que se alivie con la música, tal como a Saúl le ocurrió con el arpa de David.
El sacro y regio precedente, junto a la aparente eficacia en la primera noche (pues Van der Goes, rendido, acaba tranquilizándose), justifica que se insista en el tratamiento, y durante el año de la enfermedad cuida el afable prior de que ni un solo día falte la sesión de «meloterapia». Hoy se llama así, pues la psiquiatría contemporánea ha resucitado esta vieja terapéutica (con modificaciones, por supuesto), que tiene al menos la ventaja de ser inofensiva.
Sea por el antecedente bíblico, o por el inmemorial mito de que la «música amansa las fieras», durante siglos y en las más diversas culturas se ha venido intentando esta curación melódica, especialmente en locos agitados o en quienes sufrían de «melancolía». Nuestros primeros Borbones lo muestran. No es nada fácil enjuiciar la eficacia de un tratamiento en esta última enfermedad, precisamente la que Hugo padecía, pues tiene remisiones espontáneas, a veces tan repentinas como puede ser su comienzo. Los buenos frailes quedaron convencidos de haberle curado con el diario concierto, reiterado hasta su reposición, y el tratamiento conservó prestigio. En el libro de Ficino, De vita triplici, se señalan con precisión la dieta y la música que deben usarse.
No podían saber los frailes que un año suele ser el tiempo que tarda en curar espontáneamente una fase depresiva a la edad que tenía Hugo.
¿Por qué mostró el padre Tomás tan inusitado celo en cuidar a uno de sus novicios? De que el trato no era igual con todos queda fiel testimonio en las envidias y críticas de alguno de los compañeros, que están reproducidas en la misma crónica que nos relata las vicisitudes de la enfermedad.
Hugo van der Goes no era novicio común. De vocación tardía, entró en el convento en 1476, como hermano lego, cuando tenía cerca de cuarenta años y una gran fama que aumentó con su encierro.
De antes de este año tenemos pocas noticias suyas. Se desconocen el lugar y fecha exacta de su nacimiento, pero sean estos cuales fueren (dentro de los límites en que se calcula), eligió mal el momento de nacer. Su tierra pasaba por una etapa de baja en el mercado de la pintura.
(Locos egregios. J. Antonio Vallejo Nájera. Planeta Agostini. Memorias de la historia. Barcelona, 1996, pp. 33-35).