martes, 7 de febrero de 2012

LOS COPISTAS: TAREA PENOSA Y MERITORIA


Un antiguo amanuense, el escriba Florencio, de mediados del siglo X,
al acabar una copia de Los Morales, escribe dirigiéndose al lector: “El que
no sabe escribir, piensa que esto no cuesta nada; pero sábete, yo te lo aseguro,
que es un trabajo ímprobo. Quita luz a los ojos, encorva el dorso,
tritura el vientre y las costillas, da dolor a los riñones y engendra fastidio
en todo el cuerpo. Por eso, tú lector, vuelve las hojas con cuidado, ten los
dedos lejos de las letras, porque así como el granizo arrasa los campos,
así el lector inútil destroza la escritura y el libro. ¿Sabes lo dulce que es
para el navegante la arribada al puerto? Pues eso es para el copista trazar
la última línea”.
Este “fastidio en todo el cuerpo” era el tedium vitae (aburrimiento de
vivir) llamado también “demonio meridiano”, una dolencia, que acechaba
al monje. Todavía un monje benedictino de nuestros días, Anselm
Grün, lo describe así: “El demonio de la acedia, llamado también demonio
meridiano, es el más oneroso de todos. Ataca al monje hacia las cuatro
y le asedia hasta las ocho. En primer lugar hace que el sol se mueva
lentamente o que se detenga, dando la impresión de que el día tiene 50
horas. Luego impulsa al monje constantemente a la ventana para mirar y
saltar fuera de la celda, para observar el sol y comprobar si son más de
las nueve y no viene ningún hermano. Este demonio inculca una aversión
al lugar donde se vive, así como al modo de vida”16. En un himno de la
liturgia: “Martyr Dei, qui unicum...” se pide que nos defienda del contagio
del mal (arcens mali contagium) y ahuyente el temido hastío de vivir
(vitae removens [repellens] tedium)”.

José Luis García Remiro
Antiphonarium de Sanctis: los manuscritos Munébrega II y III (s. XIV) y la labor de sus copistas, en Nassarre. Revista Aragonesa de Musicología, 24. IFC. Zaragoza, 2009.

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