Sesión primera del Taller con la Coral de Caspe |
Ya es hora de escribir de nuevo en este exclusivo y solitario lugar que es el blog. Qué mejor que recordando, agradeciendo, sonriendo, cantando, reviviendo unas Jornadas tan intensas que parecieran semanas o años: Mil años en tu presencia son un ayer, que pasó; una vela nocturna, dice el salmo 89. Así es: pasó el Taller como una leve presencia, según dice más adelante el mismo salmo: y nuestros años se acabaron como un suspiro.
Es hora de agradecer una vez más a Javier, Director, a Carmen, Presidenta, a cada uno de los coralistas de Caspe, a cada uno de los muchos participantes en el Taller (80), a las autoridades, a quienes aún creen en la bondad de la música, del Canto Gregoriano, para aliviar los enormes sinsabores y problemas de nuestra época.
La ilusión de todos y cada uno de los asistentes hizo posible cerrar el Taller con una Misa enteramente cantada en Canto Gregoriano, íntegramente preparada a lo largo de las sesiones. ¿Milagro? Quizá, por lo que supone de esfuerzo y de exigencia; pero también una muestra de lo que se es capaz cuando se unen las voces y los corazones alrededor de un mismo ideal.
Transmití en un correo tu agradecimiento a todos los integrantes del coro de Caspe como me pediste, y no te puedes hacer idea de lo contentos que están por el fin de semana que hemos vivido contigo y con los otros participantes del taller. Para nosotros ha sido la primera vez que nos enfrentábamos al Canto Gregoriano, y nos ha dejado un buenísimo recuerdo, tanto por el canto en sí, como por disfrutarlo en tu compañía, de verdad! A ver si podemos repetir. Este correo que me envía Carmen me llena de satisfacción y, también, de responsabilidad. Sus últimas palabras son las me gustaría retener y hacer de nuevo realidad: ¡A ver si podemos repetir!
Concierto de los participantes en el Taller de Caspe |
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