jueves, 18 de agosto de 2011

Un nuevo viaje a la sabiduría y a la serenidad




CUANDO EMPRENDAS tu viaje a Itaca

pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
[…] Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
[…] Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.

Ten siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.

Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas.

(C.P. Cavafis. Antología poética, Alianza Editorial, Madrid, 1999)

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No os procuréis oro, ni plata, ni calderilla en vuestras fajas; ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; porque el obrero merece su sustento. En la ciudad o pueblo en que entréis, informaos de quién hay en él digno, y quedaos allí hasta que salgáis. Al entrar en la casa, saludadla. Si la casa es digna, llegue a ella vuestra paz; mas si no es digna, vuestra paz se vuelva a vosotros. Y si no se os recibe ni se escuchan vuestras palabras, salid de la casa o de la ciudad aquella sacudiendo el polvo de vuestros pies. (Mt. 10, 8-14)



MI CAMINO ha sido largo, muy largo, tan largo que bien merecería una buena novela biográfica, como en ocasiones me ha sugerido Sor María Catalina, abadesa emérita. Pero nunca y por nada renunciaría a toda la sabiduría que me ha deparado este largo y, en ocasiones, costoso caminar.

MI VIDA ha sido, y seguirá siendo, algo más que la búsqueda de honores, brillos y oropeles: No os procuréis oro, ni plata, ni calderilla en vuestras fajas. Mi trabajo, quizá demasiado silencioso pero nunca estéril, ha buscado siempre lo auténtico: en los innumerables archivos, en las múltiples aulas donde he impartido conferencias, másteres, cursos y clases, en los monasterios donde he disfrutado de la sabiduría de quienes me escuchaban y de los que aprendía el auténtico conocimiento (Cistercienses, Cartujos, Benedictinas, Clarisas, Carmelitas, Canonesas...).

VAYAN mis amigos a todos los archivos en los que he trabajado; pregunten a esos manuscritos por las manos que los han acariciado; díganles si no hemos hablado largo y tendido hasta hacerlos míos.

VISITEN la Cartuja, el Císter, monasterios benedictinos, carmelitas, clarisas… y pregunten quién es ese que durante años les ha transmitido sus conocimientos y experiencia con todo el amor, respeto, sin esperar nada a cambio. Es precisamente AQUÍ donde he dado mis mejores conciertos, mis maravillosos recitales. Ha sido precisamente AQUÍ donde la música en la que creo se ha hecho realidad y su sonido ha logrado aquello para lo que nació.

Si el desierto -con sus alimañas, sus animales salvajes y sus continuas sorpresas- no ha podido hacerme cambiar desde el mes de noviembre del año de gracia 2010, nada ni nadie podrá en adelante desviarme de un camino lleno de luz y de generosidad.

Y si no se os recibe ni se escuchan vuestras palabras, salid de la casa o de la ciudad aquella sacudiendo el polvo de vuestros pies. Encantado de la vida sigo el consejo y sacudo el polvo de mis pies. Ahí se queda; yo sigo caminando. Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia, entenderás ya qué significan las Itacas.

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