lunes, 5 de octubre de 2009

1. Ecce quam bonum et quam iucundum

El blog que ahora iniciamos es el fiel travase de los datos que hasta ahora se encontraban alojados en la web amigosgregoriano.es, gracias a la generosa y desinteresada dedicación de nuestro buen y querido amigo Manuel Pérez. Sin él -sin su constancia, dedicación, paciencia, buen hacer, y su extraordinaria humanidad- no hubiera sido posible tal proyecto. Por eso queremos que las primeras palabras vayan dedicadas a él: ¡GRACIAS, AMIGO; GRACIAS, MANUEL, POR TU GENEROSIDAD Y ENTREGA! Y como detrás de un gran hombre, se dice, hay una gran mujer: ¡GRACIAS, MARÍA JOSÉ!.

Todo lo que se encuentra en este blog procede de la web ya mencionada, que, por razones varias, va a desaparecer. Como consideramos que es un trabajo valioso, que supone el reflejo de una importante estapa en la vida de todas las personas que han participado en "AMIGOS DEL CANTO GREGORIANO", hemos querido conservarlo a través de otro formato: el blog. No queríamos que se perdieran tantas vivencias compartidas, tantos recuerdos entrañables, tantos momentos hermosos. Por eso, aquí seguirán en nuestro recuerdo, y aquí continuarán en la medida que sea posible.

Habrá que reiniciar el camino, tantas veces trillado, y con tantas experiencias acumuladas. Volveremos la mirada hacia atrás para recordar y lanzaremos nuestra ilusión hacia el futuro para permanecer.

Si de algo estamos seguros es que ha merecido la pena. Fue un sueño en el principio; se convirtió poco a poco en realidad; y lo que nos queda podremos recordarlo cada vez que piquemos en una de la entradas del blog, y ese recuerdo se haga sonido en nuestro interior, lo mismo que se hizo en tantos espacios aragoneses por los caminamos juntos: románico, gótico, renacimiento... En cada uno de ellos dejamos nuestras voces, nuestros cantos, y sobre todo, nuestra amistad, la que se fue entretejiendo al hilo de las piezas gregorianas.

En este blog, Manuel, estás tú, y están todos los Amigos del Canto Gregoriano que nos han acompañado largos años. A través de él podremos seguir unidos, formando una gran familia.






(Imagen: Envío de los apóstoles. Biblia. Charleville-Mézières, 1150-1200)

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